sábado, 10 de enero de 2015

...(El Mejor discurso del mundo), Charles Chaplin en "El Gran Dictador"

"Lo siento, no quiero ser emperador. No es mi oficio. No quiero mandar ni conquistar a nadie. Quisiera ayudar a todos si fuera posible: judíos, gentiles, negros, blancos.

Todos querermos ayudarnos el uno al otro. Los seres humanos somos así. Queremos vivir según la felicidad de otros, no su desgracia.

No queremos odiarnos el uno al otro. En este mundo hay lugar para todos y nuestra Tierra es rica y puede mantener a todos. Nuestra vida puede ser libre y hermosa. Pero hemos perdido el rumbo. La codicia ha envenenado el alma del hombre. Ha armado barricadas de odio en el mundo. Nos ha sumergido en la desgracia y guerra.

Hemos desarrollado velocidad, pero nos encerramos en nosotros mismos. Las máquinas que están diseñadas para darnos abundancia nos dejan queriendo más. Nuestros conocimientos nos han vuelto cínicos. Nuestra inteligencia duros y desconsiderados. Pensamos demasiado y sentimos demasiado poco. Más que máquinas necesitamos humanidad. Más que inteligencia, cortesía y bondad.

Sin estas cualidades la vida será violenta y todo estará perdido. Los aviones y las radios nos han acercado. Y la naturaleza misma de estos inventos habla de lo bueno que hay en el hombre. Habla por una fraternidad universal y la unión de todos nosotros. Aún ahora, mi voz llega a millones a través del mundo. Millones de hombres, mujeres y niños desdichados. Víctimas de un sistema que lleva al hombre a torturar y encarcelar a personas inocentes.

Para aquellos que pueden escucharme les digo: No desesperen. La desgracia que nos aqueja no es más que la muerte de la codicia. El resentimiento de hombres que temen el progreso de la humanidad. El odio de estos hombres pasará y las dictaduras morirán. Y el poder que le quitaron al pueblo volverá al pueblo.

Y mientras que hayan hombres dispuestos a dar su vida por ella, la libertad no dejará de existir.

¡Soldados! ¡No se entreguen a los brutos! Hombres que los desprecian y esclavizan. Que reglamentan sus vidas. Que les dicen qué hacer, qué pensar y qué sentir. Que los martirizan, tratan como ganado o carne de cañón. No se entreguen a estos hombres anti naturales. Hombres máquina. Con mentes de máquina y corazones de máquina. Ustedes no son máquinas. No son ganado. Son hombres.

Tienen el amor de la humanidad en sus corazones. No odian, ni viven para el odio. Rechazan lo anti natural. Soldados, no peleen por la esclavitud. Peleen por la libertad. En el capítulo 17 de San Lucas está escrito: El reino de Dios está dentro del hombre. No un sólo hombre. No un grupo de hombres. Sino todos los hombres.

Y ustedes el pueblo tienen el poder. El poder de crear máquinas. De crear felicidad. Ustedes el pueblo tienen el poder de hacer esta vida libre y hermosa. De hacer esta vida una maravillosa aventura. Entonces en el nombre de la democracia, ¡ejerzamos ese poder!
A unirnos todos. Peleemos por un mundo nuevo. Un mundo decente, que le de a todos los hombres la oportunidad de trabajar. Que nos de a todos un futuro y a todas las edades, seguridad. Prometiendo estas cosas, brutos llegaron al poder. Pero mienten, no tienen intención de cumplir esa promesa. Nunca lo harán.

Los dictadores se liberan a si mismos pero esclavizan al pueblo. Luchemos nosotros ahora para cumplir esa promesa. Luchemos para hacer al mundo libre. Para acabar las barreras entre los países, para acabar con la codicia, el odio, la intolerancia. Peleemos por un mundo en que reine la razón. Un mundo donde la ciencia y el progreso lleven a la felicidad de todos los hombres.

Soldados, en nombre de la democracia: ¡unámosnos todos ya!"

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